Estoy rehaciendo mi vida. O al menos lo intento. Debería de estar feliz, sentir el entusiasmo que produce la posibilidad de emprender un nuevo camino. Y sin embargo….
Y sin embargo, no puedo evitar la injusta sensación de estar haciendo algo deplorable, reprochable, censurable. No puedo evitar la ¿inmerecida? sensación de ser un cabrón.
Y todo porque ELLA continúa sufriendo. Sus mensajes en mi teléfono cada sábado me recuerdan su angustia. «Sin ti, nada tiene sentido». Frases que se me clavan como alfileres. Mensajes que remueven mi conciencia, que consiguen su efecto y me hacen daño .
Sé que es injusto. Sé que sus palabras buscan provocar en mi una reacción que no se producirá. Sé que sus actos tienen un cierto tinte de chantaje emocional, quizás accidental. Sé que no puedo hacer otra cosa. Sé que mi vida es mia y sólo yo debo decidir sobre ella. Sé todo eso. Y aún así me siento egoísta. Egoísta por pensar en mi.
Y estoy harto.
«Se sabiamente egoista» – Dalai Lama
No es egoismo. Es supervivencia. Y el amor empieza por uno mismo.
Parece que este blog está espirando también, eso es bueno, supongo que quiere decir que estás dejando atrás el luto, la culpabilidad y la pena. En la carrera para salir del bache vas un paso por delante pero eso ya lo sabes. Cuando te recompongas y renazcas no dejes de avisarme, estoy en deuda contigo pero eso no lo sabes y no quiero perderme la ocasión de pagarte.
Muchos besos.
Gracias Barbaria…en ello estoy, aunque no es facil, el bache era (¿es?) profundo, pero voy recomponiendome poco a poco. Me tendrás que explicar lo de la deuda, porque si alguien debe algo a alguien, sin duda soy yo a ti. Besos.
…es que tú fuiste el primero…